Yo también he sido una persona Tóxica

SI YO NO CAMBIO, NADA CAMBIA

Hoy, escuchando un programa de radio en el coche, he vuelto a oír el concepto “gente tóxica”, tan de moda desde hace algunos años… y no puedo dejar de sentir tristeza ante esta definición.

Voy a decirlo en voz alta y clara: YO también he sido una persona tóxica.

He sido un ser a quien han dañado en la primera infancia, y mi adolescencia tampoco fue fácil: crecí escondida tras una “coraza protectora”, que yo misma forjé y se convirtió en mi carácter y en mi máscara para protegerme y relacionarme con el mundo, aunque en realidad me alejaba de mi verdadera esencia y, por supuesto, del amor propio y del amor de l@s otr@s.

Ha habido veces en que no he tenido las herramientas para relacionarme con l@s demás de una manera sana y he causado dolor a otras personas con mi comportamiento y mis palabras. En muchas de esas ocasiones, estaba utilizando mecanismos de defensa para evitar ser dañada nuevamente.

Al mismo tiempo, era una persona altamente sensible. Cuando sentía realmente la suficiente confianza con otro ser, dejaba que entrase en mi interior, descubriendo mi esencia, y así he forjado vínculos de amistad de muchos años.

Quizás algun@s me veían como tóxica y se alejaron… y yo hoy, doy gracias por l@s que me abrieron su corazón. Gracias a la Vida, hay personas que no creen en el concepto “gente tóxica”, y pudieron ver en mi coraza una autodefensa. Pasaron por encima de mi desconfianza y mis recelos, tendiéndome una mano, dándome amor a pesar de que se lo ponía difícil. Eso es lo que se llama, verdaderamente, humanidad. Ese es el verdadero significado de la palabra “empatizar”: ver al/ a la otr@.

Se dice que las “personas tóxicas” son aquellas que roban la energía, envidian, se quejan, manipulan, se aprovechan de l@s demás… Puede que hayas utilizado esta etiqueta alguna vez refiriéndote a otra persona… y quizás estás contribuyendo a potenciar su dolor, su tristeza. ¿Qué te ocurre a ti con el dolor del otro? ¿Y con tu propio dolor?

Y es que quizá eres alguien bastante ideal: siempre perfect@, siempre correct@, siempre intachable…

… y todo eso está muy bien, y… seguramente… también puede que hayas sido una persona tóxica, en algunos momentos de tu vida. Porque…

  • ¿Siempre son impecables tus pensamientos?
  • ¿Nunca has criticado, juzgado?
  • ¿Alguna vez has hecho algo solo para que te quieran?
  • ¿Nunca has seducido para obtener lo que quieres, mentido, manipulado?
  • ¿Siempre actúas de la mejor manera posible… cuando nadie te ve?
  • ¿Nunca te has comparado con otras personas?
  • ¿Nunca te has quejado tras un mal día, cayendo en el pesimismo, poniéndote pesad@, de mal humor, con tu pareja, tus hij@s o tus amig@s?
  • ¿Qué tal te llevas con tu Ego: lo ves, lo reconoces?

Algunas personas tenemos el Alma herida, asuntos por resolver, contradicciones, pasados dolorosos. ¿Quiénes somos nosotr@s, por tanto, para juzgar el dolor de l@s demás, o su manera de enfrentarse a él? ¿O para etiquetar a una persona como tóxica?

Durante años mi sistema nervioso reaccionaba de forma visceral ante cualquier tipo de ataque (pequeño o grande, verdadero o imaginario, atrapada en mi propio patrón de conducta). Gracias al trabajo terapéutico y a mi constancia en el propio trabajo interno y al amor de personas con gran humanidad, siento que he conseguido poder estar cada vez más en la vida, con el corazón más abierto, sentirme bien conmigo misma, y poder experimentar esa paz interna que constituye nuestro verdadero hogar, encontrando mi fuerza y mi coherencia cada vez más. Y, en mi día a día, sigo viéndome y trabajándome en mi patrón.

El amor sana. Es así para mí, esta es mi verdad absoluta: sentirse amad@ y perteneciente sana.

No creo que exista la “gente tóxica”, sino personas que hemos pasado por mucho dolor, por patrones de abandono, abusos, soledad y exclusión que han calado profundamente en el carácter y en el alma.

Quizás es más fácil creer en las personas tóxicas y alejarnos o abandonar esas relaciones, sin ver el dolor de ese Ser o su soledad interna.

Quizás nos toca ser más compasivos: mirando a esa persona con otros ojos, atendiéndola o dándole algo de calor en su corazón ya la ayudamos a sanar. Podemos hacer que vea poco a poco la vida de forma diferente, dándole así una oportunidad de no seguir reforzando su patrón de abandono, soledad… y quizás detrás de este acto descubramos un ser sensible y de gran corazón.

Quizás ha llegado el momento de girar la mirada y observarnos con cariño, ser humildes con nosotr@s mism@s, darnos cuenta, tomar consciencia de que también la toxicidad puede proceder de nuestro interior, de nuestra manera de relacionarnos y presentarnos a l@s otr@s. Viendo a la persona tóxica como un espejo que nos refleja lo no sanado en nosotr@s quizá nos demos cuenta de que muchas veces hacemos responsables a l@s demás de nuestras propias dificultades vitales, cuando lo más enriquecedor y sanador sería resolverlas en nosotr@s mism@s.  Aprenderse a un@ mism@ es lo más importante, detectar nuestros patrones insanos… y ponernos a trabajar para cambiarlos.

Por supuesto, en la vida hay personas que no nos van a resultar de ayuda, a las que conviene poner límites, y de las que tendremos que alejarnos por sus comportamientos y que juntos mantenemos un patrón insano de relación. Puede que esas personas no estén dispuestas a ningún tipo de revisión interna ni de cambio. Seamos asertiv@s y sincer@s con nosotr@s mism@s, evitemos caer en el rol de víctima, de salvador/a o de verdugo y cojamos las riendas de nuestra propia existencia, tomando decisiones responsables ante la verdadera coherencia personal.

No hay personas tóxicas: hay falta de humanidad y de Amor en esta sociedad y en este mundo.

No olvidemos que todo tiene su polaridad, la palabra tóxico su antónimo es: sano. Acompañemos a las personas a sacar su parte más sana y encontrar equilibrio en su interior, en vez de reforzar su patrón de toxicidad.

Ojalá, nos conectemos con el corazón, podamos ver al otro cada vez un poco más respetando el dolor y el camino de cada uno. Sin respeto no hay amor.

“Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite”.

Si te a gustado este texto puedes compartirlo o comentarlo, te agradeceré que indiques la autoría, ya que hay un tiempo y una energía propia en él. Gracias !

Seguimos…

firma Núria Remus

Licencia de Creative Commons

Yo también he sido una persona Tóxica by Núria Remus is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.

 

empatizar, persona tóxica

Comentarios (6)

Responder a Núria Remus Conchillo Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

¡Apúntate al Newsletter!

Sé de los primeros en recibir mis últimos artículos del blog, calendario de nuevos cursos, noticias y mucho más!
Al apuntarte al newsletter estás aceptando los términos y condiciones descritos en nuestra Política de Privacidad.


© Nuria Remus. Todos los derechos reservados. Desarrollado por IndianWebs.